JAPÓN FUTURISTA

Japón sufre en la actualidad de un descenso en su índice de natalidad (1,46 hijos por mujer en 2015), causado entre otras razones por el elevado coste de criar y educar a un hijo. Si a lo anterior se le añade el hecho de que posee uno de los puestos más altos dentro de los  países con la población más longeva del mundo, la combinación de menos nacimientos con fallecimientos más tardíos, hace temer por la viabilidad de su sistema de pensiones y la disponibilidad en el futuro de mano de obra suficiente. (Más información aquí).
En 2005  el número de japoneses decreció, pues se registraron menos nacimientos que decesos.
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Sin nuevos consumidores que impulsen la economía, la economía de Japón se enfrenta a un gran endeudamiento y a la deflación con su consecuente aumento del desempleo.
En respuesta a este problema, el gobierno ha elevado la edad de jubilación, pero se prevé para las próximas décadas la continuidad de esta declinación de la población. Además, en 1999 se reforzó las leyes contra la discriminación de las mujeres en el trabajo, orientadas a facilitar que las mujeres puedan trabajar y ser madres a la vez. Pero estas medidas chocan con la fuerte tradición que rige la sociedad japonesa.
Como medida complementaria, las empresas solicitan que se bajen las barreras inmigratorias, para permitir la entrada de mano de obra no cualificada. Este proyecto está fuertemente cuestionado, porque terminaría con la homogeneidad social, provocando inevitables roces sociales.
Como plan a largo plazo, las compañías invierten grandes sumas de dinero en investigación y desarrollo de robótica. Actualmente, Japón posee 410.000 de los 720.000 robots industriales en todo el mundo. Es gracias a esto que Japón se mantiene como una de las grandes economías del mundo actual a pesar de que se muere demográficamente a un ritmo que solo ocurre en un país en guerra o azotado por alguna catástrofe.
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Los japoneses llevan la delantera en robótica porque prestaron atención a la demografía. Hacia 1970, en los países desarrollados todos sabían que se estaban produciendo tanto una contracción demográfica como una explosión educacional, la mitad o más de los jóvenes proseguían sus estudios más allá de la enseñanza secundaria. Así, el número de personas disponibles para mano de obra tradicional en manufactura disminuiría y se volvería insuficiente hacia 1990. (Más información aquí).

Todo el mundo lo sabía, pero sólo los japoneses reaccionaron. Ahora tienen una ventaja de diez años en robótica. (Más información aquí).


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